Indopacífico: el desalineamiento estratégico
Indopacífico: el desalineamiento estratégico
Por Paolo Falconio
Miembro del Consejo Rector de Honor y profesor en la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI)
Aunque China representa un vecino que infunde temor, según los principales analistas el gigante asiático querría ganar la partida con EE. UU. sin disparar un solo tiro. Incluso la anexión o reunificación —como prefieran llamarla— de Taiwán ha sido planificada para ocurrir pacíficamente, dejando el recurso a la fuerza como último recurso.
En este contexto, el Financial Times, con una coincidencia bastante sospechosa, informa que el Pentágono ha pedido a Australia y Japón que tomen posición desde ya en caso de una agresión a Taiwán. Coincidencia sospechosa porque estaba en curso la visita del Primer Ministro australiano a Pekín. Aunque en esta parte del mundo la noticia pasó desapercibida, no fue así allí, donde provocó un gran revuelo. En cualquier caso, la reacción del primer ministro australiano Anthony Albanese fue clara: “Apoyamos el statu quo sobre Taiwán. No respaldamos ninguna acción unilateral”, y añadió que Australia no tiene intención de asumir compromisos preventivos. Apenas una semana antes, en una conversación con el ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi en Kuala Lumpur, el ministro japonés Takeshi Iwaya reafirmó que “la posición de Japón sobre la cuestión de Taiwán, como se declaró en el Comunicado Conjunto Chino-Japonés de 1972, no ha cambiado”. El principio de “una sola China”, promovido por la administración Carter, constituye la base imprescindible para las relaciones China-Australia y China-Japón. Ante la solicitud de mayores asignaciones, Japón incluso canceló una reunión ministerial con Estados Unidos.
Más allá de las palabras, Australia y Japón no tienen intención de asumir cargas, ante una administración estadounidense que no quiere asumir responsabilidades de seguridad en la zona. Pero el problema quizás sea más profundo. De hecho, estos países han comunicado a EE. UU. que no les pidan elegir entre América y China.
En resumen, un desalineamiento estratégico en nombre de un intercambio en la zona que desde hace muchos años ha superado al europeo. La estrategia de aranceles y la ausencia de garantías directas de seguridad por parte de Trump han aumentado este desalineamiento y están despertando un sentido de autonomía estratégica.
El Indopacífico es el teatro más urgente para EE. UU., porque China ya ha superado el primer cinturón de islas, como lo demuestra la reducción de personal en la base estadounidense de Guam. Sin embargo, en esta parte del globo, la estrategia de la administración Trump parece producir el efecto contrario, abriendo fricciones con aliados que no quieren oír hablar de guerra, especialmente si la guerra se les va a encomendar principalmente a ellos. Ante la hipótesis de adhesión a la OTAN, el ex primer ministro australiano respondió: “Asia necesita la OTAN como necesita la peste”. Palabras elocuentes.
Un escenario de guerra que además tiene serias contraindicaciones. China necesita el mercado estadounidense y EE. UU. necesita los materiales críticos de China.
Commenti
Posta un commento