Los lobos a las puertas: la crisis de Gaza y las dinámicas tectónicas de la geopolítica global

Los lobos a las puertas: la crisis de Gaza y las dinámicas tectónicas de la geopolítica global

Por Paolo Falconio  

Miembro del Consejo Rector de Honor y conferenciante en la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI)

En los últimos acontecimientos relacionados con la Franja de Gaza, la retórica de la paz aparece más como una construcción discursiva que como una realidad efectiva. La reciente celebración por parte del Presidente Trump de la liberación de rehenes y la cesación temporal de víctimas civiles palestinas representa sin duda un logro significativo. Sin embargo, hablar de “paz” en la región constituye una distorsión semántica que ignora las dinámicas estructurales subyacentes. Como subraya Foucault (1975), los dispositivos discursivos contribuyen a modelar la percepción de la realidad y a ocultar las relaciones de poder. En este sentido, la paz se convierte en una categoría retórica, incapaz de representar la complejidad geopolítica de Gaza y de la región circundante.

El concepto de paz, tal como lo evocan los medios y las declaraciones oficiales, funciona como un dispositivo semiótico destinado a consolidar el consenso y disfrazar las relaciones de fuerza reales, como lo evidencia la teoría del realismo político (Morgenthau, 1948; Waltz, 1979). La diplomacia no elimina los conflictos, sino que los hace aceptables en el plano simbólico. La Franja de Gaza, en este contexto, representa un microcosmos de las tensiones globales, en el que el lenguaje occidental oculta la continuidad del conflicto y la persistencia de intereses estratégicos contrapuestos.

Interpretar el conflicto de Gaza como un fenómeno aislado sería engañoso. Se inscribe dentro de una matriz de equilibrios interconectados que incluye Siria, Irán, la competencia entre Estados Unidos, Rusia y China, y las dinámicas de alianzas regionales y globales (Brzezinski, 1997; Buzan & Wæver, 2003).

Dentro de esta arquitectura, Israel no emerge como vencedor absoluto, sino como actor funcional dentro de la estrategia global estadounidense. Aunque indispensable para Washington, el Estado hebreo no puede constituir un elemento de fricción con los intereses estratégicos de Estados Unidos. La implicación de actores regionales como Turquía, Pakistán y Catar en Gaza no debe interpretarse como una anomalía local, sino como una pieza en los cálculos estratégicos del Pentágono. Turquía e Israel ya se enfrentan en Siria, Pakistán ha emitido amenazas nucleares en contextos de escalada regional, y Catar mantiene vínculos históricos con Hamás. Este último sigue operando como actor funcional, donde el desarme parece más una declaración que una realidad. Esto se debe a que los verdaderos desafíos geopolíticos se juegan en otros tableros, con protagonistas como Rusia, China y, potencialmente, Irán. La lógica de estas interacciones recuerda escenarios de “Dr. Strangelove”, en los que el riesgo nuclear se amplifica por la ausencia de reglas compartidas y por la doctrina de ambigüedad estratégica perseguida por Moscú (Allison, 2017).

Las maniobras de los actores globales parecen insertarse en una secuenciación estratégica a largo plazo, en la que cada acción se dispone en función de un posible enfrentamiento sistémico. Ucrania, el Mar de China Meridional e Irán representan piezas de un único mosaico geopolítico, en el que la competencia entre potencias es la norma dominante. En esta perspectiva, la geopolítica contemporánea se configura como una “guerra preparada en tiempos de paz”, donde las narrativas de amenaza se utilizan para construir consenso interno y preparar a la opinión pública para nuevos equilibrios de poder (Schmitt, 1932; Waltz, 1979).

Desde el punto de vista de la teoría de sistemas, la geopolítica global puede interpretarse como un ecosistema inestable, carente de atractores estables, donde el equilibrio es sustituido por dinámicas de adaptación continua. Los actores estratégicos son aquellos capaces de leer las fallas emergentes y adaptarse rápidamente, mientras que los demás permanecen como sujetos pasivos. Esta dinámica recuerda la lógica darwiniana de la supervivencia del más adaptable, aplicada a los sistemas internacionales (Diamond, 1997).

En este escenario, el futuro pertenece a los “lobos”: actores estratégicos capaces de adaptarse, actuar y dominar. Los “perros pastores” —las fuerzas de mediación y contención— han sido abandonados. El resto, inevitablemente, estará compuesto por “ovejas”, es decir, pueblos indefensos, destinados a sufrir las consecuencias de los juegos de poder globales. Una metáfora deliberadamente drástica, pero que ofrece una herramienta interpretativa eficaz para comprender las dinámicas de poder contemporáneas y el creciente papel de las armas nucleares como elemento de disuasión y presión estratégica.

Bibliografía esencial (citada en el texto)

- Allison, G. (2017). Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap? Houghton Mifflin Harcourt.  

- Brzezinski, Z. (1997). The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives. Basic Books.  

- Buzan, B., & Wæver, O. (2003). Regions and Powers: The Structure of International Security. Cambridge University Press.  

- Diamond, J. (1997). Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies. W. W. Norton & Company.  

- Foucault, M. (1975). Surveiller et punir: Naissance de la prison. Gallimard.  

- Morgenthau, H. J. (1948). Politics Among Nations: The Struggle for Power and Peace. Alfred A. Knopf.  

- Schmitt, C. (1932). Der Begriff des Politischen. Duncker & Humblot.  

- Waltz, K. (1979). Theory of International Politics. McGraw-Hill.

Paolo Falconio  

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